Copa América 2024: el frente marítimo de Barcelona vuelve a renovarse

La Ciudad Condal se prepara para acoger la regata más importante del mundo y acelera la transformación del litoral

Vista aérea de Barcelona y del mar Mediterráneo, © dronepicr/Flickr

Volando más que navegando y burlando así las leyes de la física, se deslizan sobre el agua a toda velocidad. Los bólidos hipersensibles, que sólo pueden mantenerse bajo control con una concentración extrema, disponen de una tecnología puntera conforme a los últimos avances científicos y están dotados de un diseño impresionante, que utiliza únicamente el viento como fuerza motriz. Más astronautas que marineros, los miembros de la tripulación se protegen con cascos de las caídas accidentales al agua.

Con la Copa América, la ‘Fórmula 1 del mar’, Barcelona volverá a acoger un gran acontecimiento deportivo en 2024. Un evento que se espera que genere un impacto de 1.000 millones de euros para la ciudad, que será seguido por 940 millones de espectadores en todo el mundo y que figura como la mayor cita deportiva después de los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de Fútbol.

El litoral de Barcelona visto desde el mar, © Jiyan Kawa/Unsplash

Barcelona y su lenta apertura al mar

Barcelona y el mar, la razón de ser de la ciudad por excelencia. Ahí está, extendiéndose frente a la ciudad. Tan grande, desordenado y azul que no cabe en ningúna parte, por lo que lo dejaron frente a nuestra ventana – como dijo Pablo Neruda en uno de sus poemas sobre el mar.

La relación de la ciudad con el Mediterráneo nunca ha sido fácil, como suele ser en todas las parejas. Fundada en tiempos romanos como una pequeña aldea en la playa, la expansión de Barcelona comienza gracias al avance de las arenas en la costa. El puerto natural permite que la ciudad se convierta en una metrópolis comercial del Mediterráneo. Surge un barrio portuario, se introducen epidemias, la Barceloneta se consolida como barrio pesquero, la gran actividad industrial en el Poblenou transforma a Barcelona en la Manchester catalána. Una cloaca negra y pestilente yace ahora frente a la ciudad, las chimeneas humean en la playa. A nadie se le ocurre pensar en un refrescante baño. Barcelona vive de espaldas al mar, como lo describe el arquitecto Antoni Bonet.

No es hasta los Juegos Olímpicos de 1992 cuando se produce la gran transformación urbana: La ciudad descubre el mar, se activa el frente marítimo, se construyen puertos deportivos, el Port Vell se revitaliza y se abre a la ciudadanía, se instalan depuradoras, se ganan cinco kilómetros de playas urbanas y se diseña un atractivo paseo marítimo como espacio urbano que pronto se utilizará de forma intensiva.

Paseo marítimo de Barcelona, © Lucrezia Carnelos/Unsplash

A las oleadas de turistas le sigue la calma total: el desencanto a principios del siglo XXI

Tres lustros después, la ciudad está dando señales de agotamiento. Los precios de la vivienda se disparan, las aglomeraciones turísticas asfixian la ciudad, y con la irrupción de Airbnb los procesos de gentrificación se aceleran aún más. El Port Vell está invadido por los megayates de los oligarcas y el acceso al mar está cada vez más privatizado y comercializado.

Si bien la FNOB (Fundación Navegación Oceánica Barcelona) sigue organizando la Barcelona Word Race, regata de barcos a vela a dos que da la vuelta al mundo, la suma de acontecimientos como la crisis económica de 2008, el movimiento independentista catalán y la pandemia de los dos últimos años finalmente hace que la ciudad va perdiendo de vista el que es sin duda su mayor atractivo.

Superyates amarrados en la Marina Port Vell de Barcelona, © Francisco Gomes/Unsplash

Vuelven a soplar vientos favorables: Barcelona será sede de la Copa América en 2024

“Barcelona es una de las ciudades más reconocidas del mundo, así que tener la posibilidad de acoger el evento de vela más reconocido del mundo es muy emocionante“, declaró Grant Dalton, director general de Emirates Team New Zealand, el equipo ganador de la última edición de la Copa América en Auckland y responsable de la organización de la próxima edición en 2024. “Como Defensor de la America’s Cup, siempre hemos sentido la responsabilidad de hacer crecer el evento, la audiencia y el deporte de la vela a escala global […]. Si pensamos en la 37ª Copa América y en las regatas de los AC75 a pocos cientos de metros de la playa de Barcelona, el paseo marítimo y las zonas de participación de los aficionados en el Race Village, será nada menos que espectacular”.

¿Cuáles pues son, desde nuestro punto de vista, las razones por las que los organizadores han elegido Barcelona en lugar de las competidoras Málaga (sur de España), Cork (Irlanda) y Jeddah (Arabia Saudí)? Su carácter de ciudad portuaria con acceso directo al mar casi único en el mundo. Su excelente arquitectura contemporánea y la alta calidad de sus espacios públicos. Su oferta culinaria, así como sus tradiciones milenarias. Sus vientos predominantes, que resultan ideales para este tipo de embarcaciónes de competición. La estrecha colaboración de las autoridades políticas a nivel municipal, regional y nacional – por primera vez en mucho tiempo – así como el apoyo del empresariado barcelonés.

La gran fiesta de la vela, a lo largo de todo el litoral

En el Port Vell, justo enfrente del casco antiguo, se construirán los pabellones de los cinco equipos – actualmente competirán Emirates Team New Zealand, Ineos Britannia (GB), Alinghi Red Bull Racing (Suiza), Luna Rossa Prada Pirelli Team (Italia) y NYYC American Magic (EEUU). El Moll de la Fusta acogerá el «Village», con los eventos colaterales para los visitantes. Las embarcaciones de la competición amarrarán en el Moll de Europa, y frente a la ciudad, en una franja comprendida entre el Hotel W y el Port Olímpic, se situará el campo de regatas, lo que hará posible que miles de visitantes vean el certámen de cerca, además de a través de pantallas gigantes.

Moll de la Fusta y Rambla de Mar de Barcelona, © Artemy Streltsov/Unsplash

Arquitectura y urbanismo como agentes transformadores

Barcelona se ha reinventado una y otra vez. La Copa América da continuidad a una serie de grandes acontecimientos que han tenido lugar en la ciudad, como la Exposición Universal de 1888, la Exposición Internacional de 1929, los Juegos Olímpicos de verano de 1992 y el Fórum Universal de las Culturas de 2004. El acontecimiento, que se celebrará durante los meses de otoño de 2024, será pues una nueva oportunidad para impulsar la transformación urbana. Servirá de catalizador político y económico que permitirá a Barcelona volver a actualizarse en materia de urbanismo y arquitectura, y adaptarse a futuros retos. Tanto la arquitectura como el modelo de transformación urbana de Barcelona han vuelto a la escena internacional.

Partiendo hacia nuevos horizontes: la renovada relación de Barcelona con el mar

Con su identidad marítima recién reforzada, Barcelona tomará por fin posesión de la vasta superficie de agua frente a sus costas a modo de espacio urbano. La considerará parte integral de su región metropolitana, y empezará, de una vez por todas, a convivir plenamente con el mar.

Texto: Hans Geilinger

Partiendo hacia nuevos horizontes, © Bruno Martins/Unsplash

Published On: julio 20, 2022Categories: blog
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Vista aérea de Barcelona y del mar Mediterráneo, © dronepicr/Flickr

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Con la Copa América, la ‘Fórmula 1 del mar’, Barcelona volverá a acoger un gran acontecimiento deportivo en 2024. Un evento que se espera que genere un impacto de 1.000 millones de euros para la ciudad, que será seguido por 940 millones de espectadores en todo el mundo y que figura como la mayor cita deportiva después de los Juegos Olímpicos y la Copa Mundial de Fútbol.

El litoral de Barcelona visto desde el mar, © Jiyan Kawa/Unsplash

Barcelona y su lenta apertura al mar

Barcelona y el mar, la razón de ser de la ciudad por excelencia. Ahí está, extendiéndose frente a la ciudad. Tan grande, desordenado y azul que no cabe en ningúna parte, por lo que lo dejaron frente a nuestra ventana – como dijo Pablo Neruda en uno de sus poemas sobre el mar.

La relación de la ciudad con el Mediterráneo nunca ha sido fácil, como suele ser en todas las parejas. Fundada en tiempos romanos como una pequeña aldea en la playa, la expansión de Barcelona comienza gracias al avance de las arenas en la costa. El puerto natural permite que la ciudad se convierta en una metrópolis comercial del Mediterráneo. Surge un barrio portuario, se introducen epidemias, la Barceloneta se consolida como barrio pesquero, la gran actividad industrial en el Poblenou transforma a Barcelona en la Manchester catalána. Una cloaca negra y pestilente yace ahora frente a la ciudad, las chimeneas humean en la playa. A nadie se le ocurre pensar en un refrescante baño. Barcelona vive de espaldas al mar, como lo describe el arquitecto Antoni Bonet.

No es hasta los Juegos Olímpicos de 1992 cuando se produce la gran transformación urbana: La ciudad descubre el mar, se activa el frente marítimo, se construyen puertos deportivos, el Port Vell se revitaliza y se abre a la ciudadanía, se instalan depuradoras, se ganan cinco kilómetros de playas urbanas y se diseña un atractivo paseo marítimo como espacio urbano que pronto se utilizará de forma intensiva.

Paseo marítimo de Barcelona, © Lucrezia Carnelos/Unsplash

A las oleadas de turistas le sigue la calma total: el desencanto a principios del siglo XXI

Tres lustros después, la ciudad está dando señales de agotamiento. Los precios de la vivienda se disparan, las aglomeraciones turísticas asfixian la ciudad, y con la irrupción de Airbnb los procesos de gentrificación se aceleran aún más. El Port Vell está invadido por los megayates de los oligarcas y el acceso al mar está cada vez más privatizado y comercializado.

Si bien la FNOB (Fundación Navegación Oceánica Barcelona) sigue organizando la Barcelona Word Race, regata de barcos a vela a dos que da la vuelta al mundo, la suma de acontecimientos como la crisis económica de 2008, el movimiento independentista catalán y la pandemia de los dos últimos años finalmente hace que la ciudad va perdiendo de vista el que es sin duda su mayor atractivo.

Superyates amarrados en la Marina Port Vell de Barcelona, © Francisco Gomes/Unsplash

Vuelven a soplar vientos favorables: Barcelona será sede de la Copa América en 2024

“Barcelona es una de las ciudades más reconocidas del mundo, así que tener la posibilidad de acoger el evento de vela más reconocido del mundo es muy emocionante“, declaró Grant Dalton, director general de Emirates Team New Zealand, el equipo ganador de la última edición de la Copa América en Auckland y responsable de la organización de la próxima edición en 2024. “Como Defensor de la America’s Cup, siempre hemos sentido la responsabilidad de hacer crecer el evento, la audiencia y el deporte de la vela a escala global […]. Si pensamos en la 37ª Copa América y en las regatas de los AC75 a pocos cientos de metros de la playa de Barcelona, el paseo marítimo y las zonas de participación de los aficionados en el Race Village, será nada menos que espectacular”.

¿Cuáles pues son, desde nuestro punto de vista, las razones por las que los organizadores han elegido Barcelona en lugar de las competidoras Málaga (sur de España), Cork (Irlanda) y Jeddah (Arabia Saudí)? Su carácter de ciudad portuaria con acceso directo al mar casi único en el mundo. Su excelente arquitectura contemporánea y la alta calidad de sus espacios públicos. Su oferta culinaria, así como sus tradiciones milenarias. Sus vientos predominantes, que resultan ideales para este tipo de embarcaciónes de competición. La estrecha colaboración de las autoridades políticas a nivel municipal, regional y nacional – por primera vez en mucho tiempo – así como el apoyo del empresariado barcelonés.

La gran fiesta de la vela, a lo largo de todo el litoral

En el Port Vell, justo enfrente del casco antiguo, se construirán los pabellones de los cinco equipos – actualmente competirán Emirates Team New Zealand, Ineos Britannia (GB), Alinghi Red Bull Racing (Suiza), Luna Rossa Prada Pirelli Team (Italia) y NYYC American Magic (EEUU). El Moll de la Fusta acogerá el «Village», con los eventos colaterales para los visitantes. Las embarcaciones de la competición amarrarán en el Moll de Europa, y frente a la ciudad, en una franja comprendida entre el Hotel W y el Port Olímpic, se situará el campo de regatas, lo que hará posible que miles de visitantes vean el certámen de cerca, además de a través de pantallas gigantes.

Moll de la Fusta y Rambla de Mar de Barcelona, © Artemy Streltsov/Unsplash

Arquitectura y urbanismo como agentes transformadores

Barcelona se ha reinventado una y otra vez. La Copa América da continuidad a una serie de grandes acontecimientos que han tenido lugar en la ciudad, como la Exposición Universal de 1888, la Exposición Internacional de 1929, los Juegos Olímpicos de verano de 1992 y el Fórum Universal de las Culturas de 2004. El acontecimiento, que se celebrará durante los meses de otoño de 2024, será pues una nueva oportunidad para impulsar la transformación urbana. Servirá de catalizador político y económico que permitirá a Barcelona volver a actualizarse en materia de urbanismo y arquitectura, y adaptarse a futuros retos. Tanto la arquitectura como el modelo de transformación urbana de Barcelona han vuelto a la escena internacional.

Partiendo hacia nuevos horizontes: la renovada relación de Barcelona con el mar

Con su identidad marítima recién reforzada, Barcelona tomará por fin posesión de la vasta superficie de agua frente a sus costas a modo de espacio urbano. La considerará parte integral de su región metropolitana, y empezará, de una vez por todas, a convivir plenamente con el mar.

Texto: Hans Geilinger

Partiendo hacia nuevos horizontes, © Bruno Martins/Unsplash

Published On: julio 20, 2022Categories: blog
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