El Premio Pritzker: una mirada a los ganadores y su legado en Barcelona I

La ciudad ostenta numerosos edificios de una docena de laureados con el premio más prestigioso de arquitectura

«Pez Dorado» de Frank Gehry, © AL PHT Air Picture TAVISA/barcelona.cat, bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0

Los premios Pritzker, los Nobel de la Arquitectura

Se puede argumentar que los premios tienen un valor relativo, pero lo cierto es que siempre los tomamos en cuenta, aunque sea para rebatirlos o cuestionar la asignación de galardones. Esto se aplica en el ámbito del cine, de la música, y por supuesto de la arquitectura. Y más allá de cualquier suspicacia tenemos que reconocer la importancia de los premios Pritzker, llamados por algunos los Nobel de la arquitectura. Este premio, fruto de una iniciativa privada, se otorga a un arquitecto vivo en reconocimiento al conjunto de su trayectoria. Consiguió situarse muy pronto como un referente internacional de primer nivel, en parte gracias a la acertada selección de los tres primeros ganadores.

La consolidación del prestigio de los Pritzker

Aquellos primeros premios se repartieron entre arquitectos de nacionalidades y tendencias diferentes y hasta divergentes. Philip Johnson no solo era un arquitecto destacado, sino que había jugado un rol fundamental en la difusión de la arquitectura moderna en los Estados Unidos y en el recibimiento por todo lo alto de los profesores de la Bauhaus que huyeron del nazismo. Luis Barragán por su parte planteaba un enfoque híbrido entre la modernidad y la tradición mexicana, pero se había convertido ya en una figura universal. El británico James Stirling representaba otra línea divergente de la modernidad con sus proyectos brutalistas y estaba apenas aventurándose en la etapa postmoderna de su carrera.

Inevitablemente algunos premios acabaron en manos de arquitectos cuya relevancia no se mantuvo a lo largo del tiempo, pero también es cierto que alguno de ellos ha sido injustamente olvidado y en su mayoría los premios han consolidado lo que sería un “olimpo” de la arquitectura contemporánea, incluidos profesionales que dieron prioridad a la reflexión teórica.

¿Qué fue primero, el encargo o el premio?

Es importante hacer la salvedad de que buena parte de los arquitectos que mencionaremos ganaron el Pritzker después de intervenir en la ciudad condal. Esto significa por un lado que no fueron invitados necesariamente por ser ya ganadores del premio y por otro que sus obras en Barcelona podrían haber contribuido a la obtención del galardón. Esto es especialmente evidente en los casos de Moneo, Nouvel, Isozaki o de RCR Arquitectes, y lo podemos comprobar revisando la lista de proyectos destacados en la página web del Pritzker.

Los Pritzker olímpicos: situando Barcelona en el podio internacional

El período que se inicia hacia 1986 supuso uno de los procesos de transformación más notables que ha experimentado Barcelona a lo largo del siglo XX, y el gran impulsor fue la designación de la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Si bien los arquitectos locales fueron los principales artífices de la renovación urbana y del diseño de los nuevos edificios, las olimpiadas también dieron a Barcelona la oportunidad de contar con obras de arquitectos internacionales destacados, aunque algunas de sus intervenciones no consiguieron el impacto esperado.

El Centre Meteorològic (1992) de Álvaro Siza en la Vila Olímpica es un edificio interesante pero que tiende a pasar desapercibido para los no iniciados; la Torre Collserola (1992) de Norman Foster funciona como un refinado hito a la distancia, pero los ciudadanos rara vez se acercan a verla; “El Pez” (1992) de Frank Gehry en el Port Olímpic es más carismático, pero no deja de ser una pérgola un tanto enigmática, a mitad de camino entre lo escultórico y lo arquitectónico.

Centre Meteorològic Territorial de Álvaro Siza, © Rodrigo Chaparreiro

El Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, corazón del Anillo Olímpico

La estrella de las intervenciones olímpicas fue sin duda el Palau Sant Jordi (1990) de Arata Isozaki, situado en el recinto del Anillo Olímpico que concentró los espacios más representativos, se convirtió en el símbolo arquitectónico del evento.

El Palau Sant Jordi era un prodigioso ejemplo de equilibrio entre tectónica, elegancia y sensualidad. Distanciado de la vertiente más postmoderna de Isozaki, recuperaba la claridad de sus primeros proyectos manteniendo un sentido lúdico, pero más contenido que en sus típicos edificios de los 80. Todo parece encajar armónicamente en este pabellón: desde el espectacular sistema constructivo hasta la resolución material de acabados y detalles, pasando por las ondulaciones de reminiscencia gaudiana y la sobriedad de sus porches y patios. No en vano muchos arquitectos y críticos lo consideran como uno de sus mejores proyectos.

Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, © Oh-Barcelona, licenciado bajo CC BY 2.0

La Illa Diagonal de Rafael Moneo redefine un tramo de la prestigiosa avenida

El gran impulso de la Barcelona olímpica trajo en los años posteriores una sucesión de proyectos de gran escala que aspiraban a transformar urbanísticamente sectores determinados de la ciudad.

La Illa Diagonal (1993) de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales es uno de los más representativos. Se implanta como un gran bloque horizontal de usos mixtos en una zona que buscaba entonces definir su carácter. Su volumetría rectilínea, fragmentada y escalonada, es una alegoría de la ciudad como yuxtaposición de edificios. En contraste el lenguaje busca la unidad mediante un revestimiento de piedra clara y ventanas regulares. Incluso más interesantes son la fachada posterior y la calle interna que articula el centro comercial y remata en un patio cubierto de gran riqueza espacial y sintáctica.

L’illa Diagonal de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales, © Rodrigo Chaparreiro

El Auditori de Moneo: configurando un nuevo polo cultural

Aunque algo más pequeño, el Auditori (1999), también de Rafael Moneo jugaba un papel similar, en un intento por definir un clúster cultural cercano a la Plaça de les Glòries que conectara con el entorno urbano.

El proyecto se plantea nuevamente como un bloque horizontal pero esta vez con una volumetría más regular articulada por una estructura modular de hormigón que enmarca paneles de acero corten. En el centro del bloque se inserta un cubo girado de vidrio translucido generando una atractiva plaza interna que sirve de nexo entre los dos auditorios, pero que también funciona como extensión peatonal de la calle Ausiàs Marc, atravesando el edificio y conectando con el Teatre Nacional de Catalunya. Al igual que en la Illa, la espacialidad del proyecto resulta aún más interesante que su expresión exterior, destacando la sala de conciertos principal y su foyer.

L’Auditori de Rafael Moneo, © Francis Lenn, bajo licencia CC BY 2.0

El MACBA de Richard Meier como dinamizador del Raval

Otra intervención de este período que implicaba además un desafío social era la creación de un conjunto de edificios culturales en el barrio del Raval, entre los que destaca el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA, 1995) de Richard Meier.

Figura central en los procesos de transformación de la arquitectura en los años 70, Meier fue miembro de los New York Five. Estos jóvenes arquitectos, entre los que figuraba también Peter Eisenman, experimentaron con aproximaciones a la vez lúdicas y rigurosas al repertorio formal de los años 20 y 30, en particular a la obra de Le Corbusier. Este episodio juvenil es indicativo de una inquietud intelectual que siguió desarrollando en las décadas posteriores.

Meier llegó a convertirse en uno de los arquitectos de moda en los 80 y 90 con el color blanco como sello distintivo, y aunque pareció caer un poco en el olvido a partir del cambio de siglo, una visita al MACBA debería ser suficiente para reivindicar la obra de este gran creador de espacios. Meier siempre se movió al margen de los contextualismos y su museo en el corazón del Raval es un buen ejemplo. Contrasta formalmente con el entorno, pero su compleja volumetría genera espacios públicos de gran riqueza, y el resultado es mucho más coherente que el de otros edificios coetáneos.

Museu d’Art Contemporani de Barcelona de Richard Meier, © GA Barcelona

El Edifici Fòrum de Herzog & de Meuron como remate de la Avenida Diagonal

El gran acontecimiento de inicios del siglo XXI, el Fòrum de les Cultures, trajo algunos aportes arquitectónicos y urbanos muy interesantes, como la continuación de la avenida Diagonal que alcanzó el litoral justamente en la zona donde se emplazaba el edificio central del evento.

Diseñado por el prestigioso tándem Jacques Herzog & Pierre de Meuron, el Edifici Fòrum (2004) ha estado lejos de recibir elogios unánimes por diversas razones y es como mínimo una edificación curiosa. De solo dos niveles en apariencia, la planta baja constituye un zócalo notoriamente rehundido, poroso y con evocaciones marinas que intenta hilvanar un entorno urbano totalmente nuevo. La primera planta se expresa como un masivo triangulo azul que se proyecta en voladizo en todos sus frentes. Como es habitual en los arquitectos suizos, las texturas juegan un papel central para definir el carácter del proyecto.

Sin embargo, la limitada iluminación natural del interior, la desaparecida cubierta acuática y algunas críticas al evento mismo de Fòrum, mermaron en parte el reconocimiento del edificio, que sin embargo ha conseguido cobrar nueva vida al ser reconvertido en Museo de Historia Natural.

Edifici Fòrum de Jacques Herzog & Pierre de Meuron, © Daniele Ansidei

La Torre Glòries de Jean Nouvel: nuevo hito de Barcelona

En el otro extremo de la extensión de la Diagonal se sitúa la Torre Glòries (2005), primera obra en Barcelona de Jean Nouvel. Concebida inicialmente para la empresa Aguas de Barcelona (Agbar), el diseño se inspira en un geiser, lo que explica en parte su singular forma y la capa de acabado exterior, con un sistema de persianas de vidrio que alterna piezas transparentes y translúcidas. Una segunda fachada esconde detrás de un acabado de metal corrugado una estructura de hormigón armado, inusual para una torre de 34 pisos.

La placa de planta elíptica y sus perforaciones cuadradas que se agrupan de forma aparentemente aleatoria son otros rasgos distintivos del proyecto. Si a esto sumamos la altura de 144 m, un ingenioso sistema de iluminación nocturna y la reciente apertura de un mirador en el nivel superior, es más que comprensible que la Torre Glòries se haya convertido en un importante hito de referencia para la ciudad y en símbolo de la renovación urbana del sector.

Torre Glòries de Jean Nouvel, © GA Barcelona

Paisajismo sui géneris: El Parc del Centre del Poblenou de Nouvel

A mitad de camino entre el Fòrum y la Torre Glòries encontramos el original Parc del Centre del Poblenou (2008) el segundo proyecto de Nouvel en Barcelona. Como su nombre indica se trata de una propuesta paisajística y como se podría esperar tiene poco que ver con los parques convencionales. De entrada, tiene una forma triangular que ocupa tres manzanas entre las que se ha mantenido la circulación rodada. Cada sector está rodeado por muros de hormigón recubiertos de vegetación y perforados por vanos circulares y diversas puertas de acceso. Solo en el caso de la calle Espronceda se ha buscado enfatizar la continuidad entre los sectores mediante una pérgola verde abovedada.

En el interior, un creativo conjunto de mobiliario urbano define diversos espacios temáticos en los que predominan las especies de vegetación local y notamos la ausencia de césped, poco adecuado para el clima de Barcelona. Mención aparte merece el “Cráter-pou del mon”, un espacio casi surrealista en el que un camino en espiral rodeado de buganvillas desciende hacia el supuesto cráter.

Parc del Centre del Poblenou de Jean Nouvel, © Luis Fraguada, bajo licencia CC BY-SA 2.0

Continuará…

Como vemos hay una cantidad importante de edificios diseñados por ganadores del prestigioso Pritzker en Barcelona. Tantos, que dedicaremos un artículo adicional de nuestro blog a seguir comentando proyectos de las últimas dos décadas, entre los que tendremos obras del equipo catalán RCR Arquitectes y del último receptor del galardón, David Chipperfield. Os invitamos a estar atentos a la próxima publicación de nuestro blog, prevista para mediados de octubre.

Texto: Pedro Capriata

BIBLIOGRAFÍA

Centre Obert d’Arquitectura (s.f.). ArquitecturaCatalana.Cat
https://www.arquitecturacatalana.cat/es

Cervelló M., Gausa M., Pla, M. (2013). BCN Barcelona: Guía de Arquitectura Moderna. Actar

Frampton, K. (1992). Modern Architecture. A Critical History. Thames and Hudson.

Franco, J. T. (2014). El legado arquitectónico de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. ArchDaily.
https://www.archdaily.cl/cl/02-360988/el-legado-arquitectonico-de-los-juegos-olimpicos-de-barcelona-1992

González, F., Ray, N. (2015). Rafael Moneo: Building, Teaching, Writing. Yale University Press.

Jodidio, P., Nouvel, J. (2022). Jean Nouvel by Jean Nouvel. 1981–2022. Taschen.

Nouvel, J. et Al. (2007). Torre Agbar: Diálogos con Barcelona. Lunwerg.

Oliva, J. (2023). Barcelona, la ciudad donde los premios Pritzker conviven con el Modernismo. La Vanguardia.
https://www.lavanguardia.com/vida/20230308/8810313/barcelona-ciudad-premios-pritzker-conviven-modernismo.html

Oshima, K. T. (2009). Arata Isozaki. Phaidon.

The Pritzker Architecture Prize (s.f.).
https://www.pritzkerprize.com/

VV.AA. (1992). Barcelona olímpica. La ciudad renovada. Àmbit Serveis Editorials.

VV.AA. (2006). Richard Meier Museums. Rizzoli.

VV.AA. (2021). Barcelona. Modern Architecture & Design. Monsa.

Published On: julio 31, 2023Categories: blog
La nueva vivienda social en Barcelona, referente en innovación y sostenibilidad
El Premio Pritzker: una mirada a los ganadores y su legado en Barcelona II

El Premio Pritzker: una mirada a los ganadores y su legado en Barcelona I

La ciudad ostenta numerosos edificios de una docena de laureados con el premio más prestigioso de arquitectura

«Pez Dorado» de Frank Gehry, © AL PHT Air Picture TAVISA/barcelona.cat, bajo licencia CC BY-NC-ND 4.0

Los premios Pritzker, los Nobel de la Arquitectura

Se puede argumentar que los premios tienen un valor relativo, pero lo cierto es que siempre los tomamos en cuenta, aunque sea para rebatirlos o cuestionar la asignación de galardones. Esto se aplica en el ámbito del cine, de la música, y por supuesto de la arquitectura. Y más allá de cualquier suspicacia tenemos que reconocer la importancia de los premios Pritzker, llamados por algunos los Nobel de la arquitectura. Este premio, fruto de una iniciativa privada, se otorga a un arquitecto vivo en reconocimiento al conjunto de su trayectoria. Consiguió situarse muy pronto como un referente internacional de primer nivel, en parte gracias a la acertada selección de los tres primeros ganadores.

La consolidación del prestigio de los Pritzker

Aquellos primeros premios se repartieron entre arquitectos de nacionalidades y tendencias diferentes y hasta divergentes. Philip Johnson no solo era un arquitecto destacado, sino que había jugado un rol fundamental en la difusión de la arquitectura moderna en los Estados Unidos y en el recibimiento por todo lo alto de los profesores de la Bauhaus que huyeron del nazismo. Luis Barragán por su parte planteaba un enfoque híbrido entre la modernidad y la tradición mexicana, pero se había convertido ya en una figura universal. El británico James Stirling representaba otra línea divergente de la modernidad con sus proyectos brutalistas y estaba apenas aventurándose en la etapa postmoderna de su carrera.

Inevitablemente algunos premios acabaron en manos de arquitectos cuya relevancia no se mantuvo a lo largo del tiempo, pero también es cierto que alguno de ellos ha sido injustamente olvidado y en su mayoría los premios han consolidado lo que sería un “olimpo” de la arquitectura contemporánea, incluidos profesionales que dieron prioridad a la reflexión teórica.

¿Qué fue primero, el encargo o el premio?

Es importante hacer la salvedad de que buena parte de los arquitectos que mencionaremos ganaron el Pritzker después de intervenir en la ciudad condal. Esto significa por un lado que no fueron invitados necesariamente por ser ya ganadores del premio y por otro que sus obras en Barcelona podrían haber contribuido a la obtención del galardón. Esto es especialmente evidente en los casos de Moneo, Nouvel, Isozaki o de RCR Arquitectes, y lo podemos comprobar revisando la lista de proyectos destacados en la página web del Pritzker.

Los Pritzker olímpicos: situando Barcelona en el podio internacional

El período que se inicia hacia 1986 supuso uno de los procesos de transformación más notables que ha experimentado Barcelona a lo largo del siglo XX, y el gran impulsor fue la designación de la ciudad como sede de los Juegos Olímpicos de 1992. Si bien los arquitectos locales fueron los principales artífices de la renovación urbana y del diseño de los nuevos edificios, las olimpiadas también dieron a Barcelona la oportunidad de contar con obras de arquitectos internacionales destacados, aunque algunas de sus intervenciones no consiguieron el impacto esperado.

El Centre Meteorològic (1992) de Álvaro Siza en la Vila Olímpica es un edificio interesante pero que tiende a pasar desapercibido para los no iniciados; la Torre Collserola (1992) de Norman Foster funciona como un refinado hito a la distancia, pero los ciudadanos rara vez se acercan a verla; “El Pez” (1992) de Frank Gehry en el Port Olímpic es más carismático, pero no deja de ser una pérgola un tanto enigmática, a mitad de camino entre lo escultórico y lo arquitectónico.

Centre Meteorològic Territorial de Álvaro Siza, © Rodrigo Chaparreiro

El Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, corazón del Anillo Olímpico

La estrella de las intervenciones olímpicas fue sin duda el Palau Sant Jordi (1990) de Arata Isozaki, situado en el recinto del Anillo Olímpico que concentró los espacios más representativos, se convirtió en el símbolo arquitectónico del evento.

El Palau Sant Jordi era un prodigioso ejemplo de equilibrio entre tectónica, elegancia y sensualidad. Distanciado de la vertiente más postmoderna de Isozaki, recuperaba la claridad de sus primeros proyectos manteniendo un sentido lúdico, pero más contenido que en sus típicos edificios de los 80. Todo parece encajar armónicamente en este pabellón: desde el espectacular sistema constructivo hasta la resolución material de acabados y detalles, pasando por las ondulaciones de reminiscencia gaudiana y la sobriedad de sus porches y patios. No en vano muchos arquitectos y críticos lo consideran como uno de sus mejores proyectos.

Palau Sant Jordi de Arata Isozaki, © Oh-Barcelona, licenciado bajo CC BY 2.0

La Illa Diagonal de Rafael Moneo redefine un tramo de la prestigiosa avenida

El gran impulso de la Barcelona olímpica trajo en los años posteriores una sucesión de proyectos de gran escala que aspiraban a transformar urbanísticamente sectores determinados de la ciudad.

La Illa Diagonal (1993) de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales es uno de los más representativos. Se implanta como un gran bloque horizontal de usos mixtos en una zona que buscaba entonces definir su carácter. Su volumetría rectilínea, fragmentada y escalonada, es una alegoría de la ciudad como yuxtaposición de edificios. En contraste el lenguaje busca la unidad mediante un revestimiento de piedra clara y ventanas regulares. Incluso más interesantes son la fachada posterior y la calle interna que articula el centro comercial y remata en un patio cubierto de gran riqueza espacial y sintáctica.

L’illa Diagonal de Rafael Moneo y Manuel de Solà-Morales, © Rodrigo Chaparreiro

El Auditori de Moneo: configurando un nuevo polo cultural

Aunque algo más pequeño, el Auditori (1999), también de Rafael Moneo jugaba un papel similar, en un intento por definir un clúster cultural cercano a la Plaça de les Glòries que conectara con el entorno urbano.

El proyecto se plantea nuevamente como un bloque horizontal pero esta vez con una volumetría más regular articulada por una estructura modular de hormigón que enmarca paneles de acero corten. En el centro del bloque se inserta un cubo girado de vidrio translucido generando una atractiva plaza interna que sirve de nexo entre los dos auditorios, pero que también funciona como extensión peatonal de la calle Ausiàs Marc, atravesando el edificio y conectando con el Teatre Nacional de Catalunya. Al igual que en la Illa, la espacialidad del proyecto resulta aún más interesante que su expresión exterior, destacando la sala de conciertos principal y su foyer.

L’Auditori de Rafael Moneo, © Francis Lenn, bajo licencia CC BY 2.0

El MACBA de Richard Meier como dinamizador del Raval

Otra intervención de este período que implicaba además un desafío social era la creación de un conjunto de edificios culturales en el barrio del Raval, entre los que destaca el Museu d’Art Contemporani de Barcelona (MACBA, 1995) de Richard Meier.

Figura central en los procesos de transformación de la arquitectura en los años 70, Meier fue miembro de los New York Five. Estos jóvenes arquitectos, entre los que figuraba también Peter Eisenman, experimentaron con aproximaciones a la vez lúdicas y rigurosas al repertorio formal de los años 20 y 30, en particular a la obra de Le Corbusier. Este episodio juvenil es indicativo de una inquietud intelectual que siguió desarrollando en las décadas posteriores.

Meier llegó a convertirse en uno de los arquitectos de moda en los 80 y 90 con el color blanco como sello distintivo, y aunque pareció caer un poco en el olvido a partir del cambio de siglo, una visita al MACBA debería ser suficiente para reivindicar la obra de este gran creador de espacios. Meier siempre se movió al margen de los contextualismos y su museo en el corazón del Raval es un buen ejemplo. Contrasta formalmente con el entorno, pero su compleja volumetría genera espacios públicos de gran riqueza, y el resultado es mucho más coherente que el de otros edificios coetáneos.

Museu d’Art Contemporani de Barcelona de Richard Meier, © GA Barcelona

El Edifici Fòrum de Herzog & de Meuron como remate de la Avenida Diagonal

El gran acontecimiento de inicios del siglo XXI, el Fòrum de les Cultures, trajo algunos aportes arquitectónicos y urbanos muy interesantes, como la continuación de la avenida Diagonal que alcanzó el litoral justamente en la zona donde se emplazaba el edificio central del evento.

Diseñado por el prestigioso tándem Jacques Herzog & Pierre de Meuron, el Edifici Fòrum (2004) ha estado lejos de recibir elogios unánimes por diversas razones y es como mínimo una edificación curiosa. De solo dos niveles en apariencia, la planta baja constituye un zócalo notoriamente rehundido, poroso y con evocaciones marinas que intenta hilvanar un entorno urbano totalmente nuevo. La primera planta se expresa como un masivo triangulo azul que se proyecta en voladizo en todos sus frentes. Como es habitual en los arquitectos suizos, las texturas juegan un papel central para definir el carácter del proyecto.

Sin embargo, la limitada iluminación natural del interior, la desaparecida cubierta acuática y algunas críticas al evento mismo de Fòrum, mermaron en parte el reconocimiento del edificio, que sin embargo ha conseguido cobrar nueva vida al ser reconvertido en Museo de Historia Natural.

Edifici Fòrum de Jacques Herzog & Pierre de Meuron, © Daniele Ansidei

La Torre Glòries de Jean Nouvel: nuevo hito de Barcelona

En el otro extremo de la extensión de la Diagonal se sitúa la Torre Glòries (2005), primera obra en Barcelona de Jean Nouvel. Concebida inicialmente para la empresa Aguas de Barcelona (Agbar), el diseño se inspira en un geiser, lo que explica en parte su singular forma y la capa de acabado exterior, con un sistema de persianas de vidrio que alterna piezas transparentes y translúcidas. Una segunda fachada esconde detrás de un acabado de metal corrugado una estructura de hormigón armado, inusual para una torre de 34 pisos.

La placa de planta elíptica y sus perforaciones cuadradas que se agrupan de forma aparentemente aleatoria son otros rasgos distintivos del proyecto. Si a esto sumamos la altura de 144 m, un ingenioso sistema de iluminación nocturna y la reciente apertura de un mirador en el nivel superior, es más que comprensible que la Torre Glòries se haya convertido en un importante hito de referencia para la ciudad y en símbolo de la renovación urbana del sector.

Torre Glòries de Jean Nouvel, © GA Barcelona

Paisajismo sui géneris: El Parc del Centre del Poblenou de Nouvel

A mitad de camino entre el Fòrum y la Torre Glòries encontramos el original Parc del Centre del Poblenou (2008) el segundo proyecto de Nouvel en Barcelona. Como su nombre indica se trata de una propuesta paisajística y como se podría esperar tiene poco que ver con los parques convencionales. De entrada, tiene una forma triangular que ocupa tres manzanas entre las que se ha mantenido la circulación rodada. Cada sector está rodeado por muros de hormigón recubiertos de vegetación y perforados por vanos circulares y diversas puertas de acceso. Solo en el caso de la calle Espronceda se ha buscado enfatizar la continuidad entre los sectores mediante una pérgola verde abovedada.

En el interior, un creativo conjunto de mobiliario urbano define diversos espacios temáticos en los que predominan las especies de vegetación local y notamos la ausencia de césped, poco adecuado para el clima de Barcelona. Mención aparte merece el “Cráter-pou del mon”, un espacio casi surrealista en el que un camino en espiral rodeado de buganvillas desciende hacia el supuesto cráter.

Parc del Centre del Poblenou de Jean Nouvel, © Luis Fraguada, bajo licencia CC BY-SA 2.0

Continuará…

Como vemos hay una cantidad importante de edificios diseñados por ganadores del prestigioso Pritzker en Barcelona. Tantos, que dedicaremos un artículo adicional de nuestro blog a seguir comentando proyectos de las últimas dos décadas, entre los que tendremos obras del equipo catalán RCR Arquitectes y del último receptor del galardón, David Chipperfield. Os invitamos a estar atentos a la próxima publicación de nuestro blog, prevista para mediados de octubre.

Texto: Pedro Capriata

BIBLIOGRAFÍA

Centre Obert d’Arquitectura (s.f.). ArquitecturaCatalana.Cat
https://www.arquitecturacatalana.cat/es

Cervelló M., Gausa M., Pla, M. (2013). BCN Barcelona: Guía de Arquitectura Moderna. Actar

Frampton, K. (1992). Modern Architecture. A Critical History. Thames and Hudson.

Franco, J. T. (2014). El legado arquitectónico de los Juegos Olímpicos de Barcelona 1992. ArchDaily.
https://www.archdaily.cl/cl/02-360988/el-legado-arquitectonico-de-los-juegos-olimpicos-de-barcelona-1992

González, F., Ray, N. (2015). Rafael Moneo: Building, Teaching, Writing. Yale University Press.

Jodidio, P., Nouvel, J. (2022). Jean Nouvel by Jean Nouvel. 1981–2022. Taschen.

Nouvel, J. et Al. (2007). Torre Agbar: Diálogos con Barcelona. Lunwerg.

Oliva, J. (2023). Barcelona, la ciudad donde los premios Pritzker conviven con el Modernismo. La Vanguardia.
https://www.lavanguardia.com/vida/20230308/8810313/barcelona-ciudad-premios-pritzker-conviven-modernismo.html

Oshima, K. T. (2009). Arata Isozaki. Phaidon.

The Pritzker Architecture Prize (s.f.).
https://www.pritzkerprize.com/

VV.AA. (1992). Barcelona olímpica. La ciudad renovada. Àmbit Serveis Editorials.

VV.AA. (2006). Richard Meier Museums. Rizzoli.

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Published On: julio 31, 2023Categories: blog
La nueva vivienda social en Barcelona, referente en innovación y sostenibilidad
El Premio Pritzker: una mirada a los ganadores y su legado en Barcelona II